domingo, 5 de junio de 2016

Los cafés de Buenos Aires II

Los cafés literarios empezaron a surgir en Buenos Aires en la Belle Epoque.
Entre 1893 y 1914 los modernistas que seguían a Rubén Darío: Roberto J. Payró, Alberto Holmberg y José Ingenieros, entre otros; y sus sucesores: Evaristo Carriego, Alberto Gerchunoff, Enrique Banchs y Horacio Quiroga, y más; se reunían en Los Inmortales, a donde también concurrieron, a su paso por Bs. As., Jacinto Benavente y Ramón del Valle Inclán.
A La Brasileña asistían Baldomero Fernández Moreno, un grupo de escritores anarquistas alrededor de Alberto Ghiraldo, y Ricardo Olivera y Manuel Galvez, fundadores de la revista Ideas.
En los años veinte, Macedonio Fernández concurría a La Perla (no confundir con el mítico La Perla, donde "surgió" el rock nacional de la mano de Tanguito, Miguel Abuelo, Lito Nebbia y otros, lugar donde se escribió La Balsa).
En la misma época, el grupo Boedo, que se reunía en El Japonés, postulaba la misión social del escritor.
Hacia finales de los veinte, entran en escena el mítico Café Tortoni, fundado en 1858, con el grupo La Peña que se declaraba neutral en el "enfrentamiento" entre el grupo Florida, de La Richmond, y el grupo Boedo, de El Japonés. Los primeros en frecuentar el Café Tortoni fueron un grupo de escritores, músicos, pintores y periodistas encabezados por Benito Quinquela Martín. Entre sus habitués de todas las épocas estuvieron: Antonio Cunill Cabanillas, Ricardo Güiraldes, Edmundo Guibourg, Ulyses Petit de Murat, Raúl Scalabrini Ortiz, César Tiempo, Conrado Nalé Roxlo, Francisco Luis Bernárdez, Leopoldo Marechal, Alfonsina Storni, Emilio Pettoruti, Xul Solar, Raúl González Tuñon, Baldomero Fernández Moreno, Jorge Luis Borges y Carlos Gardel.


Café Tortoni


En la Richmond, fundada en 1917, en la calle Florida 468, y que ya no existe, —en el local al que por suerte se le pudo salvar la arquitectura y parte del mobiliario, hay un negocio de venta de zapatillas "alta llanta"—, se gestó en 1924 el periódico Martín Fierro que reunía a los escritores: Conrado Nalé Roxlo, Cayetano Córdova Iturburu y Ernesto Palacio, entre otros, y a quienes se agregaron después los responsables de las revistas Proa, Prisma e Inicial aparecidas a partir de 1921: Jorge Luís Borges, Antonio Güiraldes, Macedonio Fernández, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez y Leopoldo Marechal. También Sigfrido Radaelli responsable de la revista Megáfono.
Por suerte, otros locales como el Petit Colón, Los Galgos o el London City, donde escribía Julio Cortázar, fueron arreglados y puestos a nuevo conservando el estilo y la arquitectura originales.


Richmond


En los treinta, los bares y cafés de Av. de Mayo albergaron a los escritores españoles perseguidos por el franquismo, como el Iberia, donde paraba Federico García Lorca. Enfrente del Iberia estaba el Español, donde se reunían los simpatizantes de Franco, y los habitués de ambos terminaban, como era de esperarse, a las trompadas en plena esquina de Salta y Av. de Mayo. Las lámparas del Iberia tienen todavía los colores republicanos. Ahí tuvimos las reuniones del grupo de escritores de ciencia ficción, fantasía y terror Los Clanes de la Luna Dickeana desde su inicio hasta el 2014; durante el 2015 pasamos por Federico y La Paz; y este año hacemos las reuniones en el Starbucks de Corrientes y Rodríguez Peña que, aunque no lo crean, tiene un excelente café; pidan el café del día, si les gusta fuerte tiene que ser un Sumatra, un Espresso o un Italian Roast, y si les gusta más suave: un Kenya, un Colombia o un Guatemala Antigua.


Parte del grupo Los clanes de la Luna Dickeana en el Iberia


Antes de llamarse Iberia, este café se llamaba La Toja, y allí concurrían los dirigentes de la Unión Cívica Radical cuyo comité central estaba en la cuadra siguiente.
Muchos cafés de la Av. de Mayo albergaron a los escritores españoles en el exilio, como: Rafael Alberti, María Teresa León, Jacinto Grau, Alejandro Casona, Ricardo Baeza, Eduardo Blanco Amor, Manuel de Falla, Rosa Chacel, Ramón Gómez de la Serna y otros. Por esos años surgió la revista Signo, en el subsuelo del Hotel Castelar, donde concurrían Raúl González Tuñón, Alfonsina Storni, Norah Lange, Leopoldo Marechal y Enrique Amorín, entre otros.


Hotel Castelar


Esa es la década en la que las mujeres escritoras y poetas comienzan a concurrir a los cafés literarios: Alfonsina Storni, Norah Lange, Margarita Abella Caprile, Amparo Mom y Nelly Merino Carbahlo.
En los cuarenta, La Helvética vio en sus mesas a Manuel Mujica Láinez, Alejandro Sirio, Valentín de Pedro y Guillermo Guerrero Estrella.
En las décadas del treinta y cuarenta también proliferaron en el "bajo" (en la zona del puerto), los cafetines llamados "piringundines", mezclas de café, salones de baile y burdel, a los que también concurrían escritores y poetas.
Y qué mejor que cerrar el post con uno de los mejores tangos que reflejan los cafés de Buenos Aires, "Café La Humedad" de Cacho Castaña quien aquí lo canta:







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