Edward Hopper - Automat |
Los cafés, lugares de reunión y de conspiración, de soledad y de compañía, de charla y de discusión, de reconocimiento entre pares; lugares donde se arregla el mundo, donde se charla de arte, de cine, de libros, de mujeres y de hombres, de política. Expresión del entorno, de los clientes, de lo social, de las épocas y sus circunstancias: los del centro, con sus habitués y sus clientes de paso; los de los barrios: con más habitués que clientes de paso; los cercanos a los centros de poder, los de los puntos neurálgicos.
William Orpen - The Café Royal London |
Lugares donde los mozos conocen las mañas de los clientes y los clientes las de los mozos, tradición y ritual en Buenos Aires, partes de la identidad porteña.
Primero fueron las pulperías, que con el paso del tiempo fueron quedando relegadas al campo; y en la ciudad derivaron por un lado en los almacenes y tiendas, y por el otro en los cafés, confiterías y restoranes. En 1799 ya estaban en Buenos Aires el Café de los Catalanes y el Café de Marco, donde se gestaba la revolución de Mayo, y el Café de la Victoria donde se juntaban los adherentes a la corona española. Desde allí fueron evolucionando y creciendo en cantidad, el Tortoni en 1858, La Helvética en 1860 entre otros.
Ludwig Passini - Artistas en el café Greco de Roma |
Y llegamos al siglo XX, donde proliferaron con los inmigrantes y se extendieron a los barrios. Surgieron los bares y cafés con billar, como el 36 billares en la Av. de Mayo o La Academia en Av. Callao casi Av. Corrientes (yo tengo el taco personal de mi tío Guillermo, con el que ganó un torneo en uno de los cafés que había en Constitución —lamentablemente quedan muy pocos locales a los que se les pueda llamar cafés en Constitución—, y en el que ganó otro taco).
Bohumil Kubišta - Kavárna |
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