En Etiopía, el lugar donde nació el café, se realizó durante siglos una ceremonia donde los contertulios comparten su preparación: primero, los granos verdes se tuestan en una mesa; una vez tostados, el anfitrión los comparte con quienes lo acompañan en torno a esa misma mesa para que aprecien el aroma; después de esto, recitan una oración a la amistad. El café se pone en un mortero de piedra, se muele y se prepara. Finalmente todos deben tomar tres tazas.
Café de Etiopía |
En Kenia, los Daasanach hacen un cocido con cáscaras de café que luego vierten en una calabaza, y del cual finalmente echan puñados sobre la piel de un enfermo (hombros, cabeza, piernas y pies), mientras se exclama: "llévate tu mal".
Pueblo Daasanach |
Entre 15.000 y 3.000 años atrás, los nómadas Oromo vivían en el reino de Kefa; ellos no tomaban café, lo comían después de triturarlo, mezclarlo con grasa y darle forma de pelota. Solían comerlo antes de ir a la batalla con los Bonga. Los bonga llevaban a los capturados a Harar, así los oromo capturados terminaron introduciendo el café en Harar. Los kefanos generaron los primeros baristas, una casta llamada "del tofaco", que no sólo preparaban el café del Rey sino que lo vertían en su garganta.
Los Oromo-Garri tienen un ritual llamado bun-qalle; entre los garri, la cáscara del fruto del café significa sacrificio, y al quitarla del grano los sacerdotes la ritualizan como si descabezaran a un ser vivo. Los granos se cocinan con manteca y se los dan a mascar a personas mayores, cuando sienten que su poder espiritual aumenta, bendicen la preparación y la untan en la frente de los participantes. Al final, se mezclan los granos enteros, no molidos, con leche dulce y se lo bebe orando.
Entre los oromo el parecido de los granos de café con los órganos sexuales femeninos generó un ritual de significación sexual donde los participantes se abstenían de tener relaciones sexuales desde un día antes de dicha ceremonia. Comparan la hendidura del grano de café con la primera experiencia sexual de una mujer en la noche de bodas. Después que los frutos eran descascarados, se mezclaban con manteca mediante un palo llamado dannaba, que significa pene; otros lo reemplazaban por un ramillete de hierbas recién cortadas, porque un pedazo de madera muerta no da vida. Mientras se mezclaba se recitaba una oración hasta que el calor hacía que el grano se abriera con un sonido que vinculaban al sonido que emite un recién nacido y al último suspiro de un moribundo. Al ser comidos, los granos mueren y con ello bendicen la vida y los buenos pensamientos.
Pueblo Oromo |
Harar es una de las ciudades míticas del café. Durante mucho tiempo el café fue un símbolo de poder en Harar; la casta de los cultivadores eran los Harasch a los cuales se les prohibía salir de las murallas para evitar que se conociera el arte del cultivo del café. Como símbolo de su estatus los guardias del emir tenían un jardín privado para tomar café.
Harar |
El poeta Arthur Rimbaud vivió mucho tiempo en Harar siendo comerciante de café. Como el emir había sido depuesto hacía apenas 20 años, la tensión seguía existiendo y los franceses necesitaban alguien que se arriesgara en esas tierras para comprar el café, y ése fue Rimbaud.
Casa de Rimbaud en Harar |
Los Ogaden todavía toman una infusión con hojas de café, el Kati. Para prepararlo se tuestan las hojas en una cacerola plana hasta que su textura es oscura y como de alquitrán, se pulverizan y se dejan reposar a fuego lento en agua con azúcar y una pizca de sal; el líquido toma un color ambarino y un sabor dulce y salado a la vez, y su textura es gelatinosa. El Amertassa es la variante del Kati que se hace con hojas verdes de café recién cortadas y secadas al sol.